LA VEJEZ DESDE UNA PERSPECTIVA DE GENERO

Alejandra Sandoval Fernández. Abogada, Presidenta ANAM.
Analizar la vejez desde una perspectiva de género nos permite comprender cómo este periodo de la vida es vivido de manera desigual por hombres y mujeres, producto de inequidades acumuladas a lo largo del ciclo vital. Estas desigualdades —arraigadas en los roles sociales tradicionales, estereotipos de género, disparidades laborales, brechas en salud y contextos de violencia— afectan especialmente a las mujeres mayores, quienes, además, viven en promedio más años que los hombres.
Durante su vida, muchas mujeres asumieron tareas de cuidado no remuneradas, ya sea como madres, cuidadoras de Personas Mayores o responsables del hogar, lo que limitó su inserción y continuidad en el mundo laboral formal. Esta situación se refleja directamente en pensiones más bajas y menores ingresos en la vejez, perpetuando así una situación de precariedad económica. Incluso aquellas que trabajaron fuera del hogar suelen haber tenido trayectorias laborales interrumpidas o en condiciones desventajosas.
En el ámbito de la salud, la mayor longevidad femenina conlleva también una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas, enfrentar dependencia funcional o vivir en soledad durante la viudez, lo que impacta tanto su bienestar físico como emocional.
Entender la vejez desde esta mirada no se limita solo al género. También, es importante considerar otras dimensiones de discriminación como la etnicidad, orientación sexual, clase social, discapacidad o el edadismo, que en conjunto profundizan las desigualdades y exclusiones que muchas personas mayores enfrentan.
Para un envejecimiento digno y equitativo es necesario reconocer estas diferencias de género que fueron apareciendo a lo largo de la vida, reconocerlas, nos permitirá no solo entenderlas, sino también, ocuparnos de ellas con enfoque de derechos de acuerdo a su diversidad.
Por ello, es fundamental que como sociedad impulsemos transformaciones estructurales. Visibilizar estas desigualdades e incorporarlas en el diseño e implementación de políticas públicas permitirá avanzar hacia una sociedad más justa, equitativa e inclusiva, especialmente en un contexto donde la población mayor sigue creciendo de forma sostenida.