SALUD
PISO PELVICO EN PERSONAS MAYORES: UN TEMA MUCHAS VECES DESCONOCIDO Y DEL CUAL SE EVITA HABLAR POR TEMOR O VERGÜENZA

Se que puede ser un tema incómodo de hablar, y por eso muchas personas prefieren no comentarlo. Pero quiero que sepan que no están solos y que hoy en día hay soluciones para este problema.
Un diagnóstico temprano puede marcar una gran diferencia. No hay que esperar a que el problema avance, debe pasar a ser parte de la rutina del control médico que me debo hacer regularmente.
¡Nunca es tarde para empezar a cuidar nuestro piso pélvico! Se puede empezar con ejercicios muy sencillos y efectivos, como los conocidos ejercicios de Kegel.
Es muy importante mantenerse activo y evitar el sedentarismo, ya que este es uno de los mayores enemigos de nuestra musculatura.
Carolina Saavedra Bórquez. Kinesióloga, Docente de Morfología USS y UNAB.
Hablar de piso pélvico, me recuerda a mi abuelita materna, cada vez que salíamos, lo que más le preocupaba era saber dónde estaba el baño más cercano del lugar a donde íbamos. Ella tuvo cinco hijos, lo que generó que en algún momento de su vida tuviera que ser operada de un prolapso uterino. Luego de esa cirugía quedó con un problema de incontinencia urinaria, lo que le generaba incomodidad y muchas veces algo de vergüenza. Me acuerdo que en algún momento me confesó que ya no le gustaba salir de la casa por miedo a sufrir una fuga urinaria. En ese momento, su comentario me dejó cuestionándome un montón de cosas, recuerdo que me dijo: “Esto seguro le pasa a todos a mi edad, pero me da tanta vergüenza…”. En esa época yo recién había entrado a estudiar kinesiología y desconocía el rol fundamental que jugamos como profesionales de la salud en esta área de intervención. Aunque este problema puede ser frecuente, jamás deberíamos normalizar la pérdida de calidad de vida por situaciones como esta que, afortunadamente, hoy en día tienen solución y sobre la cuál cada vez hay más información. Es una situación más común de lo que pensamos, y muchas veces se asume erróneamente que es parte inevitable de envejecer, pero, ¿y si les dijera que no tiene por qué ser así?
¿De qué hablamos cuando hablamos de piso pélvico?, ¿por qué es tan importante esa parte de mi anatomía?, ¿para qué sirve? Estas son preguntas que quizás se están haciendo en este momento y que voy a tratar de aclarar de la forma más simple posible. La idea es poder orientarlos y ayudarlos a entender la importancia que tiene esta zona anatómica de nuestro cuerpo.
El piso pélvico es una estructura muscular que es bastante compleja y que, a pesar de ser poco conocida por muchos, desempeña un rol vital en nuestra salud diaria. Imaginemos una especie de “hamaca muscular” resistente y flexible que sostiene órganos fundamentales de nuestra pelvis, como la vejiga, el útero en las mujeres, y el recto. Por lo tanto, esta musculatura puede verse afectada tanto en hombres como en mujeres, ya que no sólo soporta estos órganos, sino que también participa en el control de la continencia urinaria y fecal, y algo super importante, que quizás no se tiende a relacionar directamente, es fundamental para el mantenimiento de una postura adecuada. Es como la base que nos permite mantenernos cómodos y seguros en nuestro día a día.
¿Qué pasa con los años en nuestro piso pélvico?
Con los años, y también por la falta de actividad física, estos músculos comienzan a debilitarse de manera natural, igual que cualquier otro músculo del cuerpo. El envejecimiento fisiológico, algo que nos sucede a todos a partir de los 25 años, afecta la fuerza y la elasticidad de la musculatura, especialmente cuando se combina con un estilo de vida sedentario, frecuente en muchas Personas Mayores. Como resultado, se incrementa la probabilidad de sufrir incontinencia urinaria y fecal, prolapsos de órganos pélvicos (útero), dolor crónico; todo esto acompañado de incomodidad y sentimientos de vergüenza, lo que puede llegar a producir incluso aislamiento social.
Estas situaciones muchas veces se viven en silencio, ya que impactan demasiado a nuestra calidad de vida: la pérdida de orina o de heces nos hace sentir inseguros, nos puede generar dolor en la región pélvica y/o esa sensación de peso o presión en la zona baja.
Se que puede ser un tema incómodo de hablar, y por eso muchas personas prefieren no comentarlo. Pero quiero que sepan que no están solos y que hoy en día hay soluciones para este problema.
Primero, es necesario e importante que le comenten a su médico si tienen o presentan algunos de los síntomas antes mencionados, por pequeños que estos sean, o si notan pérdidas involuntarias de orina, que pueden comenzar, por ejemplo, al estornudar y que antes no les ocurría. Un diagnóstico temprano puede marcar una gran diferencia. No hay que esperar a que el problema avance, debe pasar a ser parte de la rutina del control médico que me debo hacer regularmente, así como revisar mi presión arterial o la glicemia, debe ser parte del cuidado habitual de nuestra salud. Su médico los va a poder orientar y, si es necesario, derivarlos a un especialista. Frente a estas situaciones, es esencial no quedarse con el pensamiento de que “esto es normal para mi edad”.
La consulta temprana con un profesional de la salud, idealmente con un médico especialista, permitirá obtener un diagnóstico precoz y oportuno. Este abordaje temprano es clave, ya que facilitará la aplicación de estrategias más simples y eficaces que contribuyan a mejorar considerablemente su calidad de vida. Esto es algo que no debería interferir en nuestras actividades de la vida diaria, ni en los espacios de participación que tengamos, ya sean sociales, familiares y/o laborales.
La kinesiología, una aliada en nuestro bienestar…
Como kinesiólogos, nuestra misión es ayudar al usuario a recuperar la tranquilidad y autonomía. El enfoque y la mirada de la rehabilitación debe ser integral, donde participa todo el equipo multi o interdisciplinario en la atención. Y aquí la buena noticia: ¡nunca es tarde para empezar a cuidar nuestro piso pélvico! Se puede empezar con ejercicios muy sencillos y efectivos, como los conocidos ejercicios de Kegel. Estos ejercicios consisten en contraer y relajar voluntariamente los músculos que habitualmente utilizamos para detener el flujo de la orina. Para obtener buenos resultados, es recomendable realizar estas contracciones durante al menos cinco segundos, seguido de una relajación completa, repitiendo la secuencia varias veces al día y aumentando gradualmente la duración y frecuencia de las contracciones, según indicación profesional. Tienen la ventaja que son discretos, es decir, se pueden hacer en cualquier momento y lugar, y con la práctica constante, verán resultados sorprendentes.
Además de estos ejercicios, existen otras actividades físicas suaves que también contribuyen a mantener esta zona fuerte y saludable, como caminar, nadar o el yoga adaptado. Es muy importante mantenerse activo y evitar el sedentarismo, ya que este es uno de los mayores enemigos de nuestra musculatura. Ideal que puedan participar de los programas MAS que están incluidos en los CESFAM del sistema público, como también seguir realizando todas aquellas actividades habituales de su vida diaria. Moverse es fundamental, es clave para ayudar a todo nuestro sistema musculoesquelético.
El acompañamiento profesional también es clave, por lo tanto, en aquellos casos que requieran un enfoque más específico, un kinesiólogo especializado puede evaluar su caso particular, enseñarles la técnica correcta de los ejercicios y adaptar un plan de rehabilitación de acuerdo a sus necesidades, usando herramientas y tratamientos específicos para mejorar los resultados de la rehabilitación de la musculatura afectada. No es sólo hacer ejercicios, es aprender a conocer nuestro cuerpo y a cuidarlo de una manera integral.
Cuidar de nuestro piso pélvico no es sólo para evitar molestias; la prevención que se puede realizar, es una inversión para nuestra dignidad, también en nuestra autonomía y sobre todo en nuestro bienestar general. Es permitirnos seguir disfrutando de la vida sin miedos ni limitaciones. No permitan que la vergüenza o la desinformación les robe la oportunidad de vivir plenamente. Su cuerpo es sabio y responde al cuidado que le damos, a cualquier edad. ¡Es el momento de tomar las riendas y sentirse plenas otra vez!