SALUD

LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS DE INVIERNO: UNA AMENAZA LATENTE PARA LAS PERSONAS MAYORES

Con la llegada de las bajas temperaturas, los Mayores de 60 años enfrentan uno de los períodos más desafiantes del año para su salud. Las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y los riesgos asociados al frío se intensifican durante los meses invernales, convirtiendo a este grupo poblacional en el más vulnerable ante las amenazas estacionales.

 

Durante los meses fríos, las enfermedades más frecuentes son del tipo respiratorio ya que, las bajas temperaturas, condiciones ambientales como el encierro, la mayor cercanía física y la falta de ventilación de los ambientes (contaminación intradomiciliaria) que facilitan la transmisión de diversos virus.

 

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que entre las afecciones más comunes de la vejez se incluyen las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia, condiciones que se agravan considerablemente durante la temporada invernal. Además, muchas Personas Mayores experimentan movilidad reducida, dolor crónico y fragilidad, factores que aumentan su susceptibilidad a las enfermedades estacionales. Como lo informa la Clínica Dávila , la población más afectada en esta época son los niños menores de 5 años, quiénes corren el riesgo de caer rápidamente en dificultades respiratorias serias y las Personas Mayores, especialmente si tienen otras enfermedades crónicas, que necesitan más cuidados para evitar caer en efectos colaterales”.

 

 

Las principales amenazas respiratorias

La Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU, MedlinePlus (https://medlineplus.gov/spanish/), entrega detallada información sobre las principales enfermedades de invierno que afectan a niños, adultos y Personas Mayores.

Resfrío

El resfriado es la enfermedad más frecuente durante el invierno, pero si no se toman las medidas preventivas adecuadas, puede convertirse en un problema más serio. Los signos comunes incluyen congestión nasal, tos, estornudos, dolor de garganta y, en ocasiones, fiebre leve. Para aliviarlo, lo mejor es descansar y evitar cambios bruscos de temperatura. Por lo general, dura entre 3 y 5 días.

Gripe causada por influenza

La gripe presenta síntomas similares a los del resfrío, pero con mayor intensidad. Es causada por el virus de la influenza, que aparece de forma repentina y suele ir acompañada de fiebre de 38°C o más, dolor de cabeza, dolores musculares frecuentes, cansancio general, dolor de garganta, pérdida del apetito y una sensación muy fuerte de agotamiento que obliga a la persona a descansar.

El problema con esta enfermedad es que, si no se toman las medidas adecuadas y no se sigue el tratamiento recomendado, puede complicarse y requerir hospitalización, incluso llegando a ser mortal, especialmente en personas con enfermedades crónicas, recién nacidos o Personas Mayores.

El tratamiento consiste en que la persona descanse en cama y beba mucho líquido. Además, los síntomas como inflamación, fiebre y dolor pueden ser controlados con medicamentos que indique el médico.

 

 

Faringitis

La faringitis consiste en la inflamación de la faringe, causando dolor intenso acompañado de enrojecimiento y edema en la zona afectada. Su origen es mayoritariamente viral (aproximadamente 80%), aunque las bacterias también pueden ser responsables de su aparición. Las manifestaciones clínicas incluyen dolor severo en la garganta, estado febril, adenopatías cervicales, cefalea y dolores tanto musculares como articulares.

En cuanto al manejo terapéutico, no hay un tratamiento específico para esta condición. Sin embargo, el reposo, una adecuada hidratación y el uso de medicamentos analgésicos para controlar el dolor y la fiebre constituyen medidas que favorecen la recuperación del paciente.

Bronquitis

Consiste en un proceso inflamatorio que afecta el revestimiento interno de los bronquios, estructuras tubulares que transportan el aire hacia las regiones pulmonares profundas donde ocurre el intercambio gaseoso entre el pulmón y el torrente sanguíneo.

La sintomatología característica de esta enfermedad incluye tos productiva persistente, estado febril, fatiga, astenia, dolor torácico y en ocasiones disnea.

El tratamiento de esta afección puede requerir el uso de antimicrobianos y fármacos broncodilatadores, los cuales actúan relajando y dilatando los conductos respiratorios pulmonares para facilitar el flujo de aire.

 

Neumonía

La neumonía es una condición inflamatoria que afecta completamente o en parte el tejido pulmonar, siendo provocada principalmente por infecciones de origen viral o bacteriano, y ocasionalmente por microorganismos como los hongos. Sin embargo, en aproximadamente cuatro de cada diez casos, no se logra identificar la causa específica que origina esta patología.

Los síntomas característicos incluyen temperatura corporal elevada, sensación de frío intenso, transpiración excesiva, tos productiva con expectoración, molestias en el pecho que se intensifican durante la respiración o al toser, cefalea, dolores musculares y en las articulaciones, pérdida del apetito, sensación de cansancio y, en determinadas situaciones, dificultades respiratorias.

El diagnóstico de neumonía generalmente se establece mediante una radiografía del tórax. En cuanto al tratamiento, se basa en el uso de medicamentos antibióticos. Los pacientes con cuadros severos que necesitan atención hospitalaria reciben la medicación a través de inyecciones intravenosas, mientras que un número considerable de casos puede manejarse de forma ambulatoria utilizando medicamentos administrados por vía oral.

 

 

Virus Respiratorio Sincitial (VRS)

 El VRS, tradicionalmente asociado con infecciones pediátricas, ha demostrado ser igualmente peligroso para las Personas Mayores. Cuando un Mayor contrae el VRS, puede desarrollar neumonía y requerir hospitalización. Los síntomas iniciales suelen ser similares a los de un resfriado común, lo que puede retrasar el diagnóstico y tratamiento adecuados. 

 

¿Cómo cuidarnos?

 

La Asociación Chilena de Seguridad (www.achs.cl) nos entrega una serie de recomendaciones para evitar el contagio yo desarrollo de estas afecciones de invierno.

  • Vacunarse: contar con los esquemas completos de vacunación contra la influenza y COVID-19, reduce el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias graves y muerte.
  • Toser y estornudar cubriendo nariz y boca: usa el antebrazo o un papel desechable y elimínalo inmediatamente en un basurero. Posteriormente, lávate las manos con agua y jabón o usa alcohol gel.
  • Usar mascarilla si tienes síntomas de enfermedad respiratoria:de esta manera se evita la propagación del contagio.
  • Ventilar espacios cerrados:se recomienda abrir puertas y ventanas de lados opuestos con el fin de generar una ventilación cruzada de forma rutinaria.
  • Lavarse las manos con frecuencia:se recomienda lavar las manos de forma habitual con agua y jabón generando espuma abundante, por al menos 40 segundos. El lavado debe incluir las palmas y el dorso de las manos, dedos, uñas, muñecas y antebrazos.
  • Ingerir abundante líquido: además de incorporar frutas y verduras con alto contenido de vitamina C.
  • Evitar cambios bruscos de temperatura: evitando usar la calefacción a temperaturas muy altas.

Las enfermedades de invierno representan una amenaza seria y multifacética para las Personas Mayores, requiriendo un enfoque integral que combine prevención, detección temprana y tratamiento oportuno. La colaboración entre instituciones de salud, familias y comunidades es esencial para proteger a esta población vulnerable durante los meses más fríos del año.

 

Desafíos en la detección temprana

 

Un aspecto crítico en el manejo de las enfermedades invernales en Personas Mayores es la presentación atípica de síntomas. A menudo, ellas no presentan los síntomas clásicos de las infecciones respiratorias, lo que puede retrasar el diagnóstico. La confusión mental, la disminución del apetito o cambios sutiles en el comportamiento pueden ser los únicos indicadores iniciales de una infección grave.