LA INFANTILIZACION A LA PERSONA MAYOR: UN TRATO CONDESCENDIENTE QUE VULNERA SU AUTONOMIA

Alejandra Sandoval Fernández. Abogada, Presidenta ANAM.

La infantilización de las Personas Mayores es una práctica sutil pero extendida que consiste en tratarlos como si fueran niños, disminuyendo su autonomía, su capacidad de decisión y su valor como personas adultas. Surge de prejuicios sociales asociados al envejecimiento, donde se asume erróneamente que toda Persona Mayor es frágil, dependiente o incapaz de tomar decisiones. Estos estereotipos se traducen en conductas cotidianas como usar diminutivos, hablarles con exceso de condescendencia, decidir por ellos sin consultar o restringir su participación en actividades familiares o comunitarias.

 

Este fenómeno no solo afecta el bienestar emocional, sino también la salud física y mental. Estudios internacionales han demostrado que la infantilización puede reducir la autoestima, generar ansiedad, aumentar la dependencia y hasta influir negativamente en el rendimiento cognitivo, ya que una persona tratada como incapaz tiende a adoptar ese rol de manera involuntaria (profecía autocumplida). Asimismo, puede deteriorar la relación entre cuidadores y adultos mayores, creando dinámicas de control y desconfianza.

 

Entre los ejemplos más frecuentes se encuentran:

  • Lenguaje infantilizado: voz exageradamente suave, frases simplificadas y diminutivos como “abuelito”, “viejita” o “mi amor”.
  • Sobreprotección: impedirles realizar tareas que sí pueden hacer, como caminar solos, manejar su dinero o tomar decisiones médicas informadas.
  • Exclusión social: no integrarlos en conversaciones sobre temas importantes “para no preocuparlos” o suponer que no entenderán ciertos asuntos, como tecnología, política o decisiones familiares.
  • Control excesivo: supervisar de forma innecesaria sus rutinas, dieta, visitas o actividades, incluso cuando son personas independientes.
  • Actitudes de impaciencia: suspirar, corregirlos rápidamente o interrumpirlos, generando la idea de que son una carga o que su participación no importa.

 

Combatir la infantilización requiere un cambio cultural. Implica reconocer que envejecer no significa perder valor ni capacidad. Muchas Personas Mayores mantienen una vida activa, toman decisiones complejas y desean participar plenamente en su entorno. La sociedad puede contribuir promoviendo un trato respetuoso, escuchando sus opiniones, fomentando su independencia y ofreciendo apoyos adecuados cuando realmente se necesitan, sin caer en el exceso de control.

 

La infantilización de las Personas Mayores es un problema social que refleja estereotipos arraigados sobre la vejez. Superarla exige conciencia, educación y un cambio de actitud hacia un trato más respetuoso y justo. Considerar a las Personas Mayores como sujetos activos, capaces y con derechos fortalece su calidad de vida, su salud mental y su integración social. En una sociedad que envejece rápidamente, promover un envejecimiento digno no es solo un acto de respeto: es una responsabilidad colectiva que beneficia a todos.